Una partida de Ajedrez, muestra como una mal apertura de las piezas blancas inclina la balanza a su oponente las piezas negras, sin embargo las piezas blancas al tratar de recuperar el dominio, cede espacio y el control a las piezas negras, al punto que sacrifica de una mala forma su pieza más importante, la reina, a las piezas negras no le importa perder la reina, por cuanto ya tiene el control del tablero. 

Las blancas no quiere perder un cabllo, sin embargo termina siendo su peor pesadilla aquella pieza por cuanto es la que le obliga a abandonar la partida al jugador con las piezas blancas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *