Arte Colonial
Cuando España conquista lo que es hoy el Ecuador se enfrentan dos mundos. Los pueblos aborígenes formaban parte del imperio incaico, que había impuesto sus estructuras económicas y sociales, respetando tradiciones particulares, entre las cuales estaba el arte. España era el más poderoso imperio de Europa. Para extender sus dominios y vigilarlos había levantado un gran ejército, y para asegurar la unidad cuidaba celosamente la ortodoxia religiosa mediante la todopoderosa Inquisición.
La religión estaba en el centro de cosmovisión y acción hispánica; el catolicismo de la Contrarreforma, al que dio forma, entre 1545 y 1563, el Concilio de Trento. Las mayores empresas españolas -de todo orden: lo mismo militares que políticas- se hacían en nombre de la fe católica, y la conquista y colonización de América no sería la excepción. Por la fe, teólogos católicos justificarían la conquista, como obra de evangelización de la única fe verdadera. Y el arte se concebiría como un medio más para esa evangelización.
En cuanto a su desarrollo económico, España pasaba trabajosamente de formas feudales al Estado capitalista, con una ciencia que apenas emergía de la alquimia medieval y un comercio que no contaba con una producción suficientemente rica ni agrícola, ni, peor, industrial. Para su lento crecimiento económico, para su desmedido boato y para el sostenimiento de sus ejércitos y flota, España dependía de banqueros italianos y flamencos, y el oro de América le cayó como la mayor lotería de la historia.
Por mucho tiempo nos tuvieron engañados que la venida de los conquistadores españoles a América fue beneficioso para este continente, sin embargo ya existían una civilización estructurada que respetaba el orden establecido, a pesar de que entre los aborígenes existían grande guerras, lo que trajeron los conquistadores fue peor, la destrucción de la naturaleza era inevitable, la destrucción de las razas puras no podía mantenerse por mucho tiempo, en nombre de un dios desconocido cometieron las atrocidades de lesa humanidad más grande incluso que las mismas guerras mundiales. Este continente al que llamaron América nunca volvió a ser el mismo, fue un cambio enorme que no podía volverse a recuperar.