MASAJES FACIALES IDEALES PARA RECUPERAR LA VIDA DE LA CARA
Los masajes ayudan a reactivar la circulación de la sangre y reforzar los músculos a base de frotar, friccionar, golpear con suavidad o sencillamente tocar una parte del cuerpo con las manos, siguiendo un ritmo y sin brusquedades. Gracias a los masajes, los músculos se relajan o se estimulan, se reafirman y se tonifican.
Los masajes faciales tienen como finalidad atenuar los efectos causados por el estrés, el envejecimiento o las agresiones de los agentes externos, como el frío o el viento. Son ideales tanto por la mañana como por la tarde, siempre y cuando se escoja un momento de relajación y tranquilidad.
ANTES DE EMPEZAR CON LOS MASAJES
Antes que nada, hay que buscar el momento más adecuado, sin fatigas ni nervios, puesto que la tranquilidad y la relajación son fundamentales para obtener los resultados deseados.
Después, hay que escoger un lugar donde el ambiente esté calmado, sin ruidos y con una temperatura ambiental que no sea ni demasiado fría ni demasiado caliente.
Antes de empezar el masaje, hay que lavar el rostro y, después, aplicar una toalla empapada con agua caliente para que los poros se dilaten. De esta manera, se puede aprovechar el masaje para aplicar una crema adecuada al tipo de piel, ya que, al estar los poros abiertos, esta penetrará mucho mejor.
TIPOS DE MASAJES
Acariciar: es el método más agradable para calmar y relajar el cuerpo. Con él los músculos se distienden y se estiran, y la piel queda lisa, tersa y suave.
Amasar: este método es ideal para desentumecer los músculos en momentos difíciles o muy estresados. Además, con él la grasa se reparte uniformemente.
Golpear: es el método menos indicado porque no resulta demasiado gratificante, aunque es el más idóneo para rebajar la papada. No es nada recomendable para pieles sensibles.
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ALGUNAS IDEAS
Aquí se exponen unas cuantas maneras de hacerse un automasaje facial, pero no son, ni mucho menos, los únicos que se pueden realizar. Los automasajes pueden variar según las necesidades y cada persona debe encontrar aquellos ejercicios que le sientan mejor.
Para ayudar a deslizar mejor las manos, siempre se puede recurrir al uso de cremas o aceites apropiados al tipo de piel. Estas sesiones duran aproximadamente quince minutos y se deben repetir al menos una vez por semana:
- Antes de iniciar el masaje propiamente dicho, se puede empezar por realizar algunos ejercicios faciales para distender los músculos. Se recuerda que es imprescindible estar relajado y tranquilo en el momento de hacer el masaje.
Abrir la boca lo máximo que se pueda y volverla a cerrar. Este movimiento puede ir acompañado de ejercicios oculares, abriendo y cerrando los ojos al mismo tiempo que la boca.
- Con los puños cerrados, dar masajes suaves circulares por los mentones y los lados del cuello. Este masaje es ideal para reducir la papada y el doble mentón, pues se trata de un masaje reafirmante para la piel del cuello y la cara, por lo que es muy aconsejable para personas que empiezan a sufrir los primeros síntomas de envejecimiento.
- Con los dedos índices estirados, frotar la frente por encima de las cejas haciendo movimientos circulares para distender los músculos de esta zona. Empezar suavemente e ir aumentando progresivamente la presión sobre la frente. Después, friccionar esta parte con un movimiento de vaivén hacia el centro y hacia las sienes.
- Este masaje es muy parecido al anterior, pero incluye también la zona de los pómulos. Empezar situando los índices por encima de las cejas de manera que ejerzan algo de presión; a la vez, con los pulgares, friccionar los pómulos y la zona orbital inferior. Después, invertir los movimientos: dejar fijos los pulgares, presionando un poco, y hacer el masaje en la frente con los índices.
FINAL DEL MASAJE
Un último masaje puede servir para aplicar una crema o una loción suavizante friccionando levemente por el rostro y el cuello. Para finalizar; se puede «teclear» la cara con los dedos para conseguir la máxima relajación muscular Si no se ha utilizado ninguna enema para realizar el masaje.
Al finalizar es conveniente volver a aplicar a la cara una toalla empapada con agua caliente y, después, ponerse una crema hidratante.
Si el masaje se ha realizado por la mañana, se recomienda no utilizar demasiado maquillaje y que este no sea excesivamente fuerte.