Materia

Según la teoría atómica, la materia está constituida por partículas de pequeño tamaño denominadas átomos. Este vocablo significa en griego lo indivisible y fue empleado por prime­ra vez por Demócrito, cuatrocientos años antes de Jesucristo, para designar unas partículas infinitesimales que suponía que existían en la natu­raleza y se unían para formar la materia en sus diferentes formas.
En 1802, Dalton demostró que las sustan­cias que se creían fundamentales, como el aire, agua, etc., estaban compuestas por otros cuer­pos, que denominó elementos simples, como oxígeno, el hidrógeno, el nitrógeno, etc., impo­sibles de descomponer por los medios físicos y químicos ordinarios.
Según Dalton, la materia formada por los elementos simples no es un todo continuo, sino que está constituida por pequeñísimas partícu­las indivisibles que denominó átomos. A su vez, los cuerpos compuestos están formados también por partículas llamadas moléculas, resultantes de la unión de átomos de los elementos simples que componen la materia (sustancia).
Durante todo el siglo pasado se descubrieron casi todos los elementos simples actual­mente conocidos, cuyas propiedades son, al parecer, muy distintas.
Esto hizo dudar a muchos químicos emi­nentes acerca de la idea de la unidad de la ma­teria propia de los alquimistas de la Edad Media, en la cual está basada la posibilidad de la transmutación de un elemento en otro.

Cuerpos simples

Son sustancias constituidas por una sola clase de átomos, por consiguiente, no pueden ser descompuestos por ninguno de los métodos físicos y químicos usuales, como hemos indica­do anteriormente.

En la actualidad, el número de elementos o cuerpos simples conocidos es de ciento nueve.

Los últimos elementos de la tabla tienen una vida muy corta, luego es bastante difícil delimi­tar sus características como cualquier otro ele­mento.
Fue en 1871 cuando Mendeleyeff publicó la Clasificación periódica de los elementos, or­denándolos, por su masa atómica, en siete pe­ríodos y ocho grupos. Esta clasificación puso de relieve la semejanza de propiedades dé los ele­mentos de un mismo período, lo cual hizo sos­pechar que los átomos que formaban los ele­mentos eran divisibles y formados a su vez por partículas cuya combinación podía dar lugar a la diversidad de los elementos conocidos. En ella, Mendeleyeff dejó unos huecos que supo­nía debían llenarse con elementos no conoci­dos aún en su tiempo, pero cuya masa atómica, número atómico y algunas de sus propiedades podían preverse por el lugar que se les reserva­ba en la clasificación.
Efectivamente, poco a poco se han ido descubriendo nuevos elementos para comple­tar la tabla, demostrándose así su utilidad, aceptada hasta nuestros días (Fig. 1).

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