EL AYA HUMA EL PERSONAJE MÍTICO DENTRO DE LA CULTURA ECUATORIANA.
En varias ocasiones he escuchado hablar del Aya Huma, y se dicen o cuentan muchas cosas, sin embargo lo seguro es que en la actualidad es un personaje muy representativo en las festividades de un sector de la serranía ecuatoriana.
Hemos recogidos varios reportajes en los cuales se lo identifica como un ser guerrero de incansable poder y de energía infinita, por ello les dejamos una leyenda por la cual se lo identifica como tal.
El Inti Raymi en el mundo andino tiene una significación ancestral. El historiador Garcilazo de la Vega, explica en sus escritos, que el nombre Raymi suena tanto como pascua o fiesta solemne y compara el imperio Inca con Roma, pues en junio celebraban el Inti Raymi, que quiere decir pascua solemne del sol.
Por esto, de todas las festividades andinas, el Inti Raymi es considerado la celebración mayor de los Andes.
Y es aquí donde aparece el personaje más importante de esta fiesta, especialmente en las comunidades de Otavalo: el Aya Uma, pues su traje llama la atención de los turistas, pues es considerado un líder mitológico, protector de la madre naturaleza y poseedor de las energías espirituales de las montañas.
Personaje mítico, alegre y muy ágil representado en bailes. Se dice que quienes interpretan el personaje puede entrar en trance. Entonces el respeto y el conocimiento de lo que su actividad representa en las fiestas del solsticio, es necesaria, según Tamara Landivar, curadora etnográfica nacional.
El traje de Aya Huma en la actualidad, cubre su cuerpo y sobresale el zamarro y la máscara de dos caras. Landívar cree que se ha olvidado el verdadero significado del Aya Huma hoy utilizado como disfraz.
El significado de Aya Huma, según Landivar, es el origen energético que guía. Es así que en las festividades andinas el Aya Huma danza realizando fuertes zapateadas en movimientos circulares. La máscara de dos caras hace que nunca de la espalda a la divinidad a la que se dirige. Además de la dualidad andina: presente-pasado, norte-sur, día-noche.
Leyenda.
Cuenta la leyenda que en los días de Inti Raymi un hombre viudo, triste y solitario, después de la fiesta había empezado a dormir cuando de súbito escuchó el clamor del baile en el patio.
Se levantó dispuesto a ofrecer comida y chicha festiva, se detuvo antes de salir afuera. Algo anormal estaba sucediendo:
El zapateo de los bailadores hacía temblar el suelo, la música de las flautas parecía salir de todas partes y las voces de animación del baile se escuchaban como truenos.
Contempló que quienes bailaban eran unos seres de forma humana que tenían dos caras en la misma cabeza, grandes orejas y narices, sus cabellos eran muy desorganizados, como si estuvieran «parados». Algunos tenían en sus manos bastones, otros llevaban consigo churus o ushumpis y algunos tocaban la flauta con gran maestría. Al fijarse en los pies notó que tenían una especie como de pelaje y los dedos de los pies estaban detrás y los talones para adelante.
La aparición duró pocos instantes, y con la misma rapidez con que habían llegado desaparecieron.
Algo anormal estaba sucediendo: el zapateo de los bailadores hacía temblar el suelo, la música de las flautas parecía salir de todas partes y las voces de animación del baile se escuchaban como truenos.
Antes de salir al patio miró hacia fuera por una abertura de la puerta, y contempló que quienes bailaban de esa manera descomunal eran unos seres de forma humana que tenían dos caras en la misma cabeza (uno adelante y otro detrás), tenían grandes orejas y narices, sus cabellos eran muy desorganizados, como si estuvieran «parados». Algunos tenían en sus manos bastones, otros llevaban consigo churu-s o ushumpi-s y algunos tocaban la flauta con gran maestría.
Al fijarse en los pies notó que tenían una especie como de pelaje y los dedos de los pies estaban detrás y los talones para adelante. La aparición duró pocos instantes, y con la misma rapidez con que habían llegado desaparecieron dentro del maizal y al momento todo quedó en silencio como antes.
Por las características de los excepcionales bailadores, y más que todo, porque todos ellos tenían los talones de los pies para adelante, el hombre comprendió que los que habían llegado a su casa eran los AYA de los que había oído hablar a sus mayores.
Quedó tan impresionado con la extraña aparición que decidió confeccionarse una vestimenta igual. Tratando de recordar cada detalle confeccionó una máscara de doble cara y empezó a bailar como «AYA» en cada Inti Raymi.
Implementos del Aya Uma
La máscara concentra los símbolos importantes del pueblo kichwa, en la parte superior tiene 12 prolongaciones que representan a las serpientes que simbolizan la sabiduría ancestral andina.
Sus colores vivos simbolizan la wipala o bandera del arco iris, a su vez todas las luchas del pueblo indio.
La máscara, tiene dos rostros, que representan la dualidad del mundo andino, es decir, el pasado y futuro, el norte y sur, lo de arriba y abajo, el día y la noche.
El cuerpo del Aya Uma, es confeccionado por tiras de tela, con esto quieren demostrar el descuartizamiento y la división que sufrieron las comunidades indígenas por la invasión de los españoles.
En la mano derecha tiene un acial como símbolo de purificación, que es utilizado por el yachak en los rituales de curación, pues sirve para ahuyentar a los malos espíritus, que creen rondan por la Tierra.
En la mano izquierda porta un gato disecado que es el usurpador, el que les robó las tierras y siempre alza este animal en señal de que no sean como ellos.
Mito
Kowi, cuenta que los antepasados recordaban al Aya Uma como un ser que jamás se agotó en los bailes, no sufrió caídas y nunca fue derrotado en las peleas, era el primero en entrar en ellas y el último en salir, cuando bailaba sus pies no tocaban el suelo y en algunas ocasiones dormía entre espinos y no sufría daño alguno, por su fuerza.
El “Aya Huma” seguirá por muchos siglos siendo contado como un mito que enriquece la cultura andina, en especial la cultura de la serranía ecuatoriana.